Pasar de la honrada delincuencia a trabajar para el gobierno… hum, difícil decisión.
Tendría que reabrir la destartalada Oficina de Correos, en la que se acumulan toneladas de cartas desde hace años.
Tendría que desafiar al sol, la lluvia, la nieve, los perros, los trolls con palos, las enormes cosas verdes con dientes y tantos otros obstáculos en la ruta de un cartero. Tendría que enfrentarse a su principal competencia: el equipo directivo de la compañía de torres de señales que ha monopolizado las comunicaciones del Mundodisco. Y tampoco estaría nada mal conseguir una cita con la señorita Buencorazón…
Tal vez haga falta un timador nato, con don de gentes y mucho estilo, para triumfar.
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